.-Una
pareja de lesbianas decidió utilizar el semen de un hombre sordo para
que su hija de cinco años y su hijo de cinco meses también nacieran
con esa discapacidad. El periódico "El País", en su edición
el martes, 9 de abril, relata la historia de Sharon Duchesneau y Candace
McCullough, ambas sordas, que, después de tres años de convivencia
tomaron la controvertida decisión de tener una hija, Jehanne, concebida
por un donante también sordo y que ofreciera bastantes garantías de
transmitir al bebé estas características genéticas. Cinco años después
repitieron el proceso, del que nació su hijo Gauvin.
McCullough y
Duchesneau viven en los alrededores de Washington, donde se encuentra la
Universidad de Gallaudet, la única del mundo que sólo acepta
estudiantes sordos. En este centro estudió medicina y bioética Sharon
Duchesneau, la madre biológica de la niña y el bebé. Allí estudió
también Candace McCullogh y en ese mismo campus encontraron al donante
que poseía la característica requerida e imposible de conseguir en un
banco de esperma, que excluyen por norma donantes con discapacidades.
Sin embargo,
para estas dos mujeres, como para muchas otras personas, la sordera no
es una discapacidad ni admiten que esta característica se considere
algo negativo. Por el contrario, como señala "El País",
Duchesneau afirma que "ser sordo no es bueno ni malo". Las dos
mujeres prefirieron que sus hijos fueran sordos porque de este modo la
familia sería más homogénea. Toda la familia comparte el mismo
lenguaje, el de signos y la misma forma de vida. Mc Cullogh tiene claro
que la sordera solo es una normalidad diferente, pero no inferior.
En los últimos
años se ha producido un replanteamiento de la sordera considerada como
una discapacidad, así como de su asociación con la mudez. Existe un
movimiento creciente que se niega a aceptar que ser una persona sorda
equivalga a ser muda porque reivindica el Lenguaje de Signos como un
idioma visual al mismo nivel que cualquier otro auditivo y, al mismo
tiempo, amplían el concepto de la sordera, que pasa de ser una característica
física a convertirse en un fenómeno que afecta a los ámbitos
emocional, cognitivo y social.
Como es de
imaginar la reivindicativa decisión de la pareja ha provocado todo tipo
de reacciones en contra. La mayoría acusan a las madres de haber
escogido a la carta una minusvalía para su hija e hijo. Candace
McCullough muy segura de su opción señala que también los negros
tienen más dificultades sociales que los blancos y a nadie le extraña
esa opción genética.