LA PROCREACIÓN UNIPARENTAL
DELIBERADA: UNA CONDUCTA DISVALIOSA |
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Hasta
ahora las madres solteras eran producto de un accidente, error culposo o
engaño, derivado de amores frustrados o contrariados.
En la actualidad como parte de una serie de "progresos" (¿¿¿???)
en materia familiar vemos como mujeres (a lo Xuxa o Madonna) anuncian públicamente
su vocación deliberada de tener hijos uniparentales (es decir, sin
padre sociológicamente hablando, no el progenitor puramente biológico
del semental o padrillo que facilitó los espermatozoides).
Hace poco fue noticia en los periódicos de Buenos Aires el caso de una
Señora que dió a luz un bebé producto de la inseminación artificial
con esperma de su hermano (!!!) para preservar "el patrimonio genético
familiar".
En otro apartado de estos mismos foro alguien que invocó su condición
de lesbiana hizo apología de los bancos de esperma que facilitarían
esas procreaciones uniparentales (completadas o no -da lo mismo- con una
compañera lésbica que haría las veces de "padre" o
"madre" en un torpe remedo de lo que es la institución
familiar heterosexual).
Aunque menos verificable en la práctica también podríamos (y con el
ritmo vertiginoso de los "progresos" con toda seguridad los
encontraremos en el futuro) hallar individuos masculinos que quisieran
adoptar una paternidad uniparental, por ejemplo, poniendo avisos en el
períodico del tipo: "Deseo alquilar vientre de mujer alta,
pelirroja y de ojos azules, pago bien"
Pues bien, tales manipulaciones son claramente disvaliosas, ya que están
enderezadas, antes que nada a satisfacer un interés egoísta de esos
individuos, como si los niños fueran ositos de peluche con los cuáles
encariñarse, y no personas que deben venir al mundo con las mayores
garantías de medios afectivos y materiales. Para la procreación de niños,
la sociedad tiene estructurada la familia heterosexual como su unidad
reproductiva eficiente, en la cual el biparentelismo en una condición
ínsita, sin perjuico de posteriores desgracias biológicas o
separaciones de hecho o de derecho que dejen de lado a uno de los
padres.
Por consiguiente, la conducta pública y deliberada tendiente a la
procreación uniparental debe ser repudiada y por, consiguiente, de algún
modo sancionada.
La prohibición directa, que correspondería, tiene insalvables
dificultades prácticas. La pérdida de la Patria Potestad para tales
padres egoístas, si bien asoma como lógica, sería violenta -al
arrancar al hijo del progenitor-.
Entiendo que sería de lege ferenda conveniente y práctico, la actuación
de una Fiscalía familiar para detectar esas prácticas y luego de un
juicio que determine la autoría deliberada de la uniparentalidad,
establecer una multa (cuyo pago sea accesible para el sector de menores
ingresos, por ejemplo 300 Euros y luego escalas progresivas en relación
a la declaración de rentas del inculpado). Como disposición anexa, el
Tribunal deberá establecer un régimen de custodia vigilada a los niños
involucrados, mediante visitas periódicas de asistentes familiares.
A su vez, dicha fiscalía debería tener actuación en la detección y
sanción de los intentos de concretar la uniparentelidad, como por
ejemplo anuncios en períodicos, declaraciones públicas anunciando un
propósito uniparental deliberado, etc.
Estas sanciones y prevenciones, obviamente, no van a desterrar la práctica
de la uniparentalidad provocada, pero por menos, dejará en claro el
disvalor social que representa, por la función docente que toda
ley debe cumplir para la armonía y progreso social.
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